Cuando abordamos las bases metodológicas del entrenamiento, dos perspectivas fundamentales emergen: la analítica y la global. En el artículo de esta semana desglosaremos las características de cada enfoque, así como sus ventajas y diferencias.
Perspectiva Analítica:
La perspectiva analítica se centra en acciones aisladas del juego, separadas del contexto del partido, con el propósito de perfeccionar elementos específicos (Sans y Frattarola, 2006).
Este enfoque se puede llevar a cabo con o sin oposición, además de no ser siempre contar con el balón en función del contenido a trabajar.
Ejemplo 1: Dos jugadores practican el pase a corta distancia para mejorar la técnica del golpeo con el interior del pie.
Ejemplo 2: Un circuito de conos en el que solo un jugador realiza una Habilidad Motriz Básica (HMB), como cambios de dirección, saltos, giros, desplazamientos, etc.
Asimismo, es importante recalcar que para introducir un contenido de entrenamiento en un contexto global, se requiere una suficiencia motriz en esa habilidad en particular. Este bagaje mínimo en habilidades se garantizará mediante el trabajo analítico, que puede ser beneficioso antes del enfoque global (MBP, 2014), especialmente en lo que respecta a habilidades motrices, tanto básicas como específicas.
La posibilidad de enfocarse en aspectos muy específicos, como el golpeo del balón en el pase o el tiro, garantizará una suficiencia técnica esencial para el desarrollo posterior en entornos globales. Además, al aumentar esta suficiencia motriz, el jugador podrá centrar su atención en los aspectos de percepción y decisión, fundamentales para implantar correctamente las habilidades motrices en el juego real.
Perspectiva Global:
En cuanto a la perspectiva global, se trata de trabajar situaciones de juego que incluyen muchos elementos estructurales de la competición, siendo más contextualizada (Ardá, 2003; Wein, 2004; Sans y Frattarola, 2006; Casáis, Domínguez y Lago, 2009).
Este enfoque siempre se lleva a cabo con colaboración, oposición y balón. Un ejemplo sería un partido de 2vs2, donde para practicar la conducción, se debe anotar un tanto llegando a un espacio determinado con el balón controlado.
Es esencial tener en cuenta que en la perspectiva global aparecen los elementos principales presentes en la competición: técnicos, tácticos, físicos y psicológicos. Dichos elementos siempre se manifiestan, aunque en diferentes proporciones según el momento, de manera similar a la competición (Fradua, 2001; Wein, 2004; Sans y Frattarola, 2006).
Las situaciones planteadas, al ser similares a las de un partido real, permiten que las mejoras obtenidas en el entrenamiento se reflejen rápidamente en la competición, siendo fácilmente transferibles a situaciones de juego real por parte de los jugadores.
Además, el formato de las estrategias didácticas propuestas garantiza un mayor nivel de motivación intrínseca en las situaciones globales, ya que jugar partidos es lo que más disfrutan los niños, y la perspectiva global se asemeja más a esta experiencia.
Por lo tanto, no será tan necesario motivar al jugador de manera extrínseca, ya que el juego cumplirá esa función, permitiendo invertir más tiempo en brindar información sobre los contenidos de entrenamiento.
Finalmente, es importante destacar que las situaciones en el fútbol son muy abiertas, ya que se presentan diversas situaciones que se pueden resolver de diferentes maneras según múltiples factores (condiciones espaciales, disponibilidad de tiempo, posición de compañeros y adversarios, etc.). En las tareas globales, a diferencia de las analíticas, se trabaja una amplia variedad de ejecuciones de cada habilidad, ya que se entrenan en situaciones abiertas (Sans y Frattarola, 2006).
Conclusión:
