Argentina es tri campeona del mundo. La albiceleste consiguió la victoria en una de las finales de mundial más emocionantes que se recuerdan de los últimos tiempos. Tras los noventa minutos reglamentarios, y una prórroga donde el “caos” fue el principal protagonista, los de Lionel Scaloni consiguieron tocar el cielo de la mano del “Dibu” Martínez en la tanda de penaltis.

Sin embargo, lejos de la locura final, el encuentro comenzó con un guión donde la pausa y el control marcaron el rumbo. Este inicio más pausado fue gracias a Argentina, ya que el técnico albiceleste planteó un partido muy táctico y alejado del desorden.

Para ello, Scaloni diseñó un plan donde la principal clave residiría en la organización dinámica de su equipo, siendo esta muy versátil y fluctuante en función de la fase y  del momento del juego en la cual se encontrasen.

Cuando la albiceleste estaba en disposición de balón, el equipo se posicionaba en diferentes alturas con un objetivo común; generar situaciones de ventaja espacial y cualitativa a Ángel Di Maria.

A través de las figuras de Messi, Julián Álvarez y Mac Allister, los argentinos conseguían fijar la línea defensiva francesa a través de la profundidad o posiciones intermedias. Con ello, conseguían crear el escenario idóneo para que el “fideo” pudiese generar multitud de situaciones de peligro en el área rival.

En cambio, cuando el equipo se adentraba en fase defensiva, el técnico ordenó juntar líneas defensivas a través de un bloque medio y una organización dinámica P-4-4-1 más Messi libre de responsabilidad. Además, el principal objetivo de este planteamiento era generar situaciones de ventaja numérica defensiva en el sector izquierdo, principal zona de intervención de Kylian Mbappé.

Por medio de Montiel y Rodrigo de Paul, Scaloni consiguió cerrar las principales vías de progresión del francés durante un largo periodo de tiempo. De esta manera, gran parte del peligro de “Les Blues” fue inhabilitado.

Pero, ¿qué ocurrió durante el segundo tiempo para que cambiase la dinámica del encuentro?

Dentro de un partido existen “mini-partidos”. Éstos son consecuencia de multitud de factores que pueden condicionar el rumbo del mismo. Una de las principales razones que propició el cambio de guión fue el componente físico como factor diferencial.

Didier Deschamps cambió a finales de la primera mitad a Olivier Giroud y Dembelé por Thuram y Muani, dos delanteros de características muy físicas y especialistas en atacar el espacio.

A través de la modificación, y el paso de los minutos, Francia fue haciéndose cada vez más protagonista durante el encuentro. Lo que a principios de la primera mitad no podía solventar mediante el planteamiento táctico preestablecido por el técnico, lo fue solucionando por una apabullante superioridad condicional.

Argumentos que sustentan este cambio de guión son: incremento en el número de robos, mayor n.º de disputas ganadas, más conducciones en progresión y un mayor porcentaje de situaciones de 1vs1 ganadas. Todos estos datos unidos a la brillante actuación de Kylian Mbappé consiguieron que el partido diese un giro radical.

Lo que al principio era control bajo el perfecto planteamiento táctico de Scaloni, se volteó en un encuentro donde las transiciones ofensivas eran la principal vía ofensiva para ambos conjuntos.

En ese momento, dejaron de existir las estructuras compensatorias por detrás del balón, las vigilancias ofensivas o las temporizaciones defensivas. Todo era situaciones de ventaja espacial para el rival, desorden organizacional y situaciones de 1vs1.

Fruto del “caos” vino el segundo gol de Mbappé, el tanto de Messi durante el tiempo añadido y la última ocasión en el minuto 133 de la prórroga que pudiese haber cambiado el guión de la historia.

Sin embargo, y a pesar de la locura de los últimos minutos, el partido se acabó decidiendo en la tanda de penaltis. Una vez más, los once metros reglamentarios tenían que decidir quién sería el ganador.

Todos lo sabemos lo que ocurrió. La selección de Argentina ya tiene su tercera estrella bordada en la camiseta. Asimismo, los chicos de Scaloni han realizado un brillante mundial, quizá mostrándonos el cambio de paradigma que está por venir en el fútbol.

Equipos no anclados en una idea de juego definida y donde la adaptabilidad en función del contexto te puede permitir superar al rival. No obstante, hay algo que nunca cambia, el factor individual siempre acaba marcando la diferencia, y esta vez Lionel Messi lo volvió a hacer.

Desde MBP School of Coaches queremos felicitar a la albiceleste por esta brillante hazaña conseguida. Sin duda alguna, este Mundial de Qatar 2022 nos ha brindado grandes tardes/noches de fútbol.