Podemos observar como la evolución del fútbol actual ha tenido una clara tendencia a maximizar los aspectos condicionales de los jugadores, es decir, la preparación física, de manera que estos sean capaces de aplicar mayor fuerza, estar más protegidos delante de posibles lesiones, ser más veloces y aguantar por más rato esfuerzos de alta intensidad.
A razón de esta casuística, ¿Podemos afirmar que a más fuertes sean nuestros jugadores más rápidos serán? A nuestro modo de entender la preparación física y el desarrollo de la fuerza deben de ir ligados a las exigencias de nuestro propio modelo de juego y entrenado a través de las distintas situaciones de juego que el jugador se encuentre en el partido.
“Pero… ¿Cómo podemos lograr la transferencia de esas ganancias de fuerza
a las situaciones del terreno de juego?”
En los años 90, el maestro Seirul·lo empezó a desarrollar la preparación física a través de los niveles de aproximación junto con las aportaciones de Xavi Schelling y Gerard Moras, lo que más adelante conoceríamos como Entrenamiento Estructurado de los Deportes de Equipo.
Estos niveles desgranaban las distintas áreas de la fuerza que están presentes en el juego (fuerza de lucha, fuerza de salto, fuerza de desplazamiento y fuerza ejercida sobre el balón) y estructuró el trabajo de fuerza de menor a mayor especificad (general, dirigido, especial y competitivo) en relación a la especificidad de la tarea en competición (también cambió el foco del desarrollo de la fuerza de los músculos a patrones de movimiento).
Otra aportación más fueron las cadenas de transformación, que consisten en entrenar una familia de movimientos de una área de la fuerza a través de tres tareas:
- Un ejercicio fundamental (general).
- Ejercicio complementario o compensatorio (de carácter genérico o general).
- Y finalmente una ejercicio de aplicación (dirigido) con el objetivo de buscar esa transferencia de la fuerza hacia el gesto técnico del deporte.
En un cuarto nivel ya tendríamos tareas especiales o competitivas, y que se realizarían en el campo.
Actualmente entre el año 2019 y 2020, a través de la publicación de 3 artículos el maestro Seirul·lo y sus colegas, diferencian entre Entrenamiento Coadyuvante (con el objetivo de preparar al deportista para entrenar) y el Entrenamiento Optimizador (preparar al jugador para competir). Este enfoque trata de abordar el entrenamiento en los deportes de equipo atendiendo a la globalidad de las estructuras que forman al jugador.
“Entrenamiento Coadyuvante (preparar al deportista para entrenar), Entrenamiento Optimizador (preparar al jugador para competir).”
Ahondando mas en el entrenamiento Coadyuvante, el microciclo estructurado tiene en cuenta distintas tipologías de sesiones, todas ellas con focos distintos en función de las necesidades del jugador.
- Preventivo: Carácter general y/o dirigido dedicado a la protección del deportista de factores internos o externos.
- Restaurativo: Dedicado a optimizar los medios de recuperación del jugador después de sesiones intensas de entrenamiento.
- Estructural: Dedicado a desarrollar las distintas manifestaciones de fuerza general descontextualizadas en gran medida de la disciplina deportiva.
- Cualidades Específicas: Desglose del juego en áreas de trabajo, contenidos y una alternativa de estos contenidos en función de su orientación y de los niveles de aproximación.
Cada una de estas sesiones se desarrollará en distintos momentos del microciclo teniendo en cuenta la fase en las que se encuentre nuestro jugador y las necesidades a cubrir.
Bibliografía:
Gómez, A., Roqueta, E., Tarragó, J. R., & Cos, F. (2019). Training in Team Sports: Coadjuvant Training in the FCB. Apunts: Educació Física i Esports, (138).
